Dobleú /

Esta es la historia de unas personas con características peculiares. Encontraban placer en hacer las cosas sin seguir las instrucciones. En los buenos momentos los llamaban creativos, en los no tan buenos momentos les decían indisciplinados. En los peores momentos no los
llamaban nada y ellos se sentían subestimados.

Cuando niños pudieron salirse con la suya. Saltar, bailar. Romper, pintarrajear. Dedicarle horas enteras a un dibujo o días completos a una canción. A los ojos del observador común, se dedicaban a perder el tiempo. Para el ojo entrenado, tuvieron el don del tiempo libre y lo aprovecharon al máximo.

Con el pasar de los años, las horas perdieron minutos y los días perdieron horas. El tiempo de los adultos es muy distinto al de los niños, parece ir más rápido porque no alcanza para hacer todo lo que se debe hacer, aunque en realidad va más lento porque nunca se puede hacer todo lo que se quiere hacer. El cambio en el tiempo dio la nueva orden: cumplir con lo que se debe y casi no hacer lo que se quiere.

Lo que el tiempo falló en comprender es que estas personas no saben seguir instrucciones. Por más de que las horas sean escasas, ellas encuentran siempre el momento para ser como son. Ya sea en una
caminata, en un tren, debajo de un árbol de manzanas o en la tina. Ellas son capaces de parar el tiempo para permitir la llegada de una nueva idea. Es la manera en que funcionan, es su forma de ser.

Estas personas van por el mundo venciendo al tiempo sin pelear con él. Tienen la suerte de encontrar a otras personas que valoran su peculiaridad y la alientan. Juntos vencen la tiranía del tiempo sin darse cuenta. Juntos, y de forma inconsciente, conciben la única cosa que trasciende el tiempo: las ideas.

El equipo.

Los que se saltan las instrucciones.

Andrea Wenceslau

Especialista en cosas

Pablo Román

Vice presidente Jr.

Daniel Caero

Respirador profesional

Rodrigo Justiniano

Título pendiente

Franco Sandóval

Título pendiente

Godzilla & Cthulhu

Capataces